La capacidad humana para
comprender el entorno es muy limitada. La necesidad de entender todo lo que nos
rodea se convierte en una tarea imposible cuando hombres y mujeres miran el
espacio. El Universo encierra en su inmensidad infinitos misterios, muchos de los
cuales el ser humano aún ni llega a vislumbrar.
Entre aquellos que sí conoce,
uno de los que más preguntas suscita y más mitología encierra son los agujeros
negros, y, de todas las preguntas que los rodean, una genera mucho debate
dentro de la comunidad científica: ¿Qué pasaría si una persona cayera dentro de
un agujero negro?.
Para tratar de responder a esta
pregunta, primero hay que entender este fenómeno. Los agujeros negros son
cuerpos celestiales con un campo gravitatorio tan fuerte que ni la luz puede
escapar de él. Tal y como explicó el físico teórico Albert Einstein, la
gravedad es efecto, o consecuencia, de la geometría curva del espacio-tiempo.
Es decir, los cuerpos dentro de un campo gravitatorio siguen una trayectoria
espacial curva. Si una estrella grande se queda sin energía e implosiva, puede producir una densidad tan grande como para que el espacio-tiempo se curve tanto
como para formar un agujero a través de la propia estructura de la realidad,
tendiendo a una curvatura infinita.
Este cuerpo está rodeado por
una frontera esférica, llamada "horizonte de sucesos", a través de la
cual la luz puede entrar, pero no puede salir, por lo que parece ser
completamente negro. Se llama Horizonte de sucesos ya que el único suceso que
puede ocurrir una vez pasada la frontera es el de seguir cayendo en el agujero,
ya que no hay velocidad posible suficientemente grande como para escapar de la
atracción gravitatoria, ni siquiera a la velocidad de la luz, 299 792 458
metros por segundo, se puede escapar. Una vez comprendida, o por lo
menos ligeramente atisbada, la idea de un agujero negro, es preciso poner la
mirada dentro y fuera de el para saber qué es lo que sucedería si alguien
cayera dentro de uno.
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